domingo, 2 de diciembre de 2012

Mi familia, mi red social

Escenario 1. La habitación... Con mi pijama azul con blanco (de repente viene a mi cabeza la imagen del pájaro loco, si, así debía verme, con una sonrisa más tímida, alegre, sí, y sin plumaje colorado, pero para el caso, con pelo castaño negro y liso) iniciaba mi día en aquella casa enorme, de paredes gruesas, con la libertad que significaba quitarse las cobijas de encima, el levantarse casi en puntas para que la madera del piso se mantuviera en silencio y no traqueara, de manera que el sueño de mi hermano no se viera interrumpido, agarrar la ambulancia amarilla que había dejado estacionada sobre aquel mueble hecho con mimbre y abrir las puertas que, al menor movimiento, espantaban a los gorriones que robaban las hojas secas de las decenas de matas que adornaban el hogar alrededor del patio, para armar sus nidos en el filo del tejado.

Escenario 2. Los corredores... Una vez afuera, con el delicioso ambiente frío y ese viento fortachón que convertía, al oído, a aquellos pequeños maizales de los patios vecinos en mares vivos con oleajes supremos, la ambulancia se abría camino, se preparaba para su rumbo matutino, no sin antes corroborar, abriendo su puerta trasera, que la incómoda camilla plástica estuviera adentro, efectivamente, ahí estuvo y las llantas empezaron a girar. La tierra que los pajaritos madrugadores habían tirado al piso hacía que el sonido del andar del vehículo pareciera real, era el mismo que se escuchaba en las carreteras destapadas que había que transitar para unir a mis familias.


La ambulancia, ahora que lo pienso, era mágica, era capaz de bajar esos 7 helados escalones de cemento sin estrellarse, destruirse o detenerse. Por ahí continuaba el recorrido, llegando a esas enormes baldosas rojas y sin detenerse se encontraba de frente con esos dedos cuyas uñas estaban pintadas de rojo, yo sabía de quién eran pero una caricia instantánea en mi cabeza reconfirmaban la bendición de mi madre, ante mi aún somnolienta expresión dirigida a ella "la bendición".


Escenario 3. La cocina... Con la ambulancia detenida momentáneamente, mi pantalón de la pijama, a la altura de las rodillas, con un bonito color café (sucias), un exquisito desayuno me esperaba. Mamá es mamá y sabía a qué horas llegaba el conductor a su cocina y todo estaba preparado. Se hablaba, si, de muchas cosas se hablaba. Otra expresión, esta vez un "Dios le pague", era la despedida para continuar con el recorrido de la ambulancia, como un mal conductor, la cocina era atravesada en diagonal, desde la puerta de entrada del patio, hasta la puerta de salida del siguiente escenario, en ocasiones, al sucio de las rodillas se le sumaban los restos de arroz, huevo o pan que pudieron caer al piso, pero nada grave ante la sacudida que la madre del conductor de la ambulancia hacía con sus manos en las rodillas para despedirlo.


Escenario 4. El solar, hacia la copa... Para algunos el huerto, para mi el solar, un sitio encantado, tras la salida desde la cocina, siete escalones más y la ambulancia se encontraba sobre la tierra, en ocasiones gramilla a la que mi papá le prestaba cierta atención para que creciera; con tierra o con gramilla, el lugar, insisto, era encantado, hasta ahí llegaba en mi vehículo y caminaba, consentía a la 'Kuky' (nunca había escrito este nombre, pero siempre me lo imaginé con 'K'), mi perrita negra, con una mancha blanca en su cuello, me acompañaba hasta aquel diminuto túnel por donde salía y entraba un ratón. Tras haber sido cómplice de haber matado a uno en días anteriores, llevaba pedacitos de comida y lo dejábamos dentro de ese agujero, supongo que era un acto de ofrecer disculpas a la familia roedora, la comida siempre desaparecía y me aseguré de que no fuera la Kuky quien se la comiera, espero que se hayan alimentado.


Varias vueltas caminando debajo de los árboles de tomate, del maíz, de las brevas, de las plantas de curuba, de mora, buscando los frutos de cada planta para reportarlos más tarde a mi padre, que en lo sucesivo, de seguro aparecería. Entre tanto, llegaba a ese enorme árbol, en el cual reconocía el camino para llegar hasta su copa, desearía recordar a qué tipo de limbo llegaba al estar ahí, sólo tengo claro que pasaba mucho tiempo, viento, voces de vecinos, a veces sonrisas, (o risas, era un pájaro loco en aquel árbol), pasaba la vida, una tranquila vida, con el fondo verde de aquellos paisajes montañosos del macizo colombiano.


En una plataforma de madera, resultado de un proyecto de casa de árbol que nunca culminó, posaba siempre el mejor kit que existía para hacer bombas de jabón, era un mate con la combinación mágica de agua y jabón para hacer eso, bombas (para mi siempre fueron bombas, nunca pompas), un tubo de madera, todo ello, era 'made in papá'. El reto permanente era hacer la 'bomba' más grande, duradera y era un éxtasis ver que se desvanecían en vez de explotar.


Escenario 5. La copa, hacia el solar... Lo dicho, mi papá de repente aparecía al lado de la 'Kuky', dos recipientes en manos, uno rojo, un poco quemado accidentalmente por haberlo dejado sobre una parrilla caliente, otro amarillo, creo que también quemado, era el momento de aprovechar la fertilidad del solar. Iniciaba el concurso, de quién era capaz de recoger más cantidad de frutas, yo veía que mi papá siempre iba ganando (a pesar de mi trampa de echar un ojo previo), sin embargo al final había un ganador, yo, o al menos un empate. Pero ganaba la familia, pues para el almuerzo, los jugos eran frescos y naturales, el chocolo (mazorca) asado o frito y el dulce de breva acompañarían 'las dietas' nunca existentes, de la semana.


Escenario 6. El patio... La ambulancia volvía a su estacionamiento, esta vez en manos de mi hermano, con sonidos de frenos, curvas, motores que sólo él podía imitar, con mis ojos más abiertos, con una sonrisa de admiración iba al lado para no perder detalles, era simplemente espectacular, las maniobras y efectos 'visuales' no tenían comparación.


En un abrir y cerrar los ojos, estamos hermano, mamá, papá y yo en torno a un balón 'multifuncional', jugamos fútbol, baloncesto, volleyball, escalera , 'tiro tiros' (un arquero y los demás patean para hacer gol), en fin, el gran trofeo siempre fue la risa, la unión, la familia. Este escenario, como tantos otros podría escribirse en miles y miles de letras, pero como no se trata de una despedida de vida, si no de muchos recuerdos gratos por compartir, estos quisieron resumirse, salir a flote y abrirse campo en esta red social, menos social que una familia, pero perfectamente numerosa, todos nos seguimos, todos nos continuamos dejando huellas permanentes en los muros, en nuestros TL sin necesidad de un artificio más que nuestras presencias.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Y, ¿el otro medio que le falta al ambiente?

Va una... En los pasillos donde queda la oficina en la cual hago pininos para aprender muchas de las cosas que sé hacer (que los jefes no lean esto, ellos piensan que soy medio experto), están dispuestas máquinas de bebidas calientes para quien guste tomarse su tintico, su té de durazno o limón, su perico, su chocolate, su capuchino o simplemente, su vaso de agua.

Mis amigos, compañeros y yo promovemos el uso de un vaso personal, para evitar gastar en cada "tintiada" uno de los de cartón que la máquina gentilmente nos ofrece, de igual manera compartimos el rebullidor, creo que así le dicen en estas tierras o el palito aquel de plástico que sirve para rebullir (menear, en mi tierra) el café.

Va la segunda... Hace varios años, no recuerdo cuántos, Bancolombia, antes Conavi, donde se ganan intereses con mi plata que con el sudor de la frente, también mía, obtengo (ésta es otra triste historia), dejaron de enviarme extractos bancarios mensuales porque con mi consentimiento permití que me enviaran estos a través de correo electrónico.

Aquí la tercera... En los almacenes de cadena, Éxito, Carulla, Alkosto, Olímpica y demás soy de los que solicito a la persona de la caja, que me den la menor cantidad de bolsas (talegas, chuspas, fundas), en ocasiones me ayudo de mi maletín para guardar ahí la mayor cantidad de cosas, todo para evitar el gasto de las bolsas plásticas. Cuando las compras son pocas, es decir siempre, prefiero guardar todo en mi maletín.

Y la culpable, la quinta... Recibí una llamada de un gentil y caballeroso personaje del Banco Falabella, quien me sugirió que por aquello del medio ambiente que es compromiso de todos, ellos en su inalcanzable esfuerzo por lograr el equilibrio entre hombre y naturaleza..., no, no es cierto, estoy exagerando, simplemente me preguntaron que si me interesaba recibir los extractos por correo en vez de recibirlos en físico, a lo cual respondí que sí, pues ambiente es ambiente.

Se que mis acciones de -promedioambientalista- son poquiticas, pero es mi grano de arena (la típica frase de cajón jeje), y de otro lado...


¿Qué hace Bancolombia con la plata que se ahorra enviando extractos bancarios?

¿Qué hacen los almacenes de cadena con las bolsas que se ahorran? ¿Sólo hacen negocio para vender la "bolsa reusable"?

Deberían ser un tanto sanos (decentes) e invertirle al ambiente esos ahorros, ¿no?

viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Profes mal re - educados!

Apagando el computador del sitio donde trabajo, leo entre los últimos trinos, uno de @juanmansantos (sí, aquel que se hace llamar, digo, aquel que elegimos (yo no) como presidente de la ex (ni tan ex) patria boba), en el cual menciona que estará en una especie de entrevista a través de una tuitcam (así suena).
@JuanManSantos En minutos estaré respondiendo sus preguntas en la Twitcam con@PublimetroCol. Los espero.*
Como eran más de las seis de la tarde, pensé en que podría llegar a mi casa y desde la comodidad de mi hogar, hacerle una preguntica que le vengo haciendo hace mucho tiempo a través de cuanta red social me topo.

Gracias a un fallo eléctrico en aquellos circuitos que dizque suceden en el cerebro, un fusible se me debió quemar, pues aquel afán de llegar a mi computador (que por cierto, ahora tiene linux, ubuntu pa' más señas) para realizar la pregunta, se convirtió en una caminata, desde 'la ofis' (entiéndase oficina) hasta mi vividero, con una parada intermedia para deleitarme con unas onzas de cafeína. Arribando a casa encendí cuanto bombillo tengo, para echarle un ojo al avance del arreglo de unas fisuras en las paredes y pisos**...
(a propósito, voy a apagar ese poco de luces 8:05 pm... listo, todo apagado, gelatina fría, me avisan que ya llegó la niña Manuela, un momento, no conozco a ninguna Manuela, ¡wow! me entero que el 17 de septiembre puedo inscribirme a la Nike 10k, me termino mi gelatina... 8:23 pm)
... creo que alguno de los olores, a pintura, a silicona o a quién sabe qué, me recordó lo de la entrevista de Santos; para cuando estuve en la página Web respectiva, descubrí que había terminado hace 30 minutos, sin embargo, publiqué mi pregunta:
@PublimetroCol Yo tenía preguntas, preguntas que nadie hace. ¿Por qué nuestro gob se hace el loco con pensión de profes nacionales?***
De repente, pienso (a veces lo hago, sí, pensar), ¿por qué los profesores no se organizan y acuden a nuevas estrategias de presión, por ejemplo a través de las redes sociales? Sin duda alguna, las redes sociales, las tendencias, los seguidores, los movimientos, las cuentas, todo lo que se mueve en Internet, cobra gran importancia y las instituciones, como el gobierno, "hacen caso", o al menos no dejan pasar desapercibido lo que en estas redes se discute. Demandas, críticas, ofensas, movimientos, muchas cosas han rendido su fruto (la reforma a la justicia, senadores que no tienen para la gasolina, otros que hasta se la beben y conducen ebrios, en fin, son sólo ejemplos que vienen a mi cabeza).

Pero ¿qué es lo importante de la respuesta que me di?, ¡los docentes son ignorantes (con el perdón de todos, y de mi papá, que también lo es (es docente (y un poquito menos ignorante que el resto (porque es mi papá jeje))) en la comunicación a través de redes sociales, de grandes masas de información!

Y, ¿por qué lo son? (vuelvo a responderme, esto es un diálogo de "yo con yo"), pues, en sus lugares de trabajo, sus escuelas o colegios (de carácter público), la conexión a Internet, si es que la hay, es pésima y, además, la capacitación, formación, acompañamiento, clase o como pueda llamarse por lo general está inclinada a ofrecerse para que los profesores se vuelvan CONSUMISTAS de software, juegos, aplicaciones, imágenes, páginas.

Si los profesores han perdido terreno en la sociedad, es porque no existe una política seria y coherente con la importancia de lo que es la educación en Colombia. Hay millones de millones de millones de millones invertidos en programas de producción de "cosas" para la educación, y otros tantos millones de millones de millones de investigaciones para enterarse de cómo funcionan esas "cosas" en la educación. El campo de interacción entre la tecnología, la sociedad y la escuela, se convirtió en un vacío incontrolable, insisto que el CONSUMISMO al que hemos expuesto a la escuela en Colombia es una grosería: ¡usen! ¡usen! ¡usen! ¡usen! ¡evalúen! ¡evalúen! ¡evalúen! ¡pruebas! ¡pruebas! ¡pruebas! ¡la escuela es mala! ¡los docentes son malos!

"¿Cuándo y dónde, se les permite a los docentes y a su escuela, comunicarse directamente con la sociedad colombiana, sin tanto intermediario de turno?"

¿Por qué no apostarle, con al menos un paquete de millones, de esos millones de millones, a la recuperación de la comunicación de los docentes ante el país? ¿Por qué no promover la cultura de dar a conocer la información, de primera mano, con la cual los docentes conviven a diario y representa en gran porcentaje, la realidad social del país? ¿Saben demasiado? ¿No conviene que un sector tan apropiado de la situación en Colombia se re-eduque en los nuevos y masivos medios de comunicación? ¿No resistiría el gobierno conocer la realidad de lo que piensa el sector educativo de la primaria y la secundaria del país?

Sólo para mencionar los más conocidos, canales de comunicación efectiva con la sociedad como Facebook, Twitter y Blogger pueden ser grandes aliados de la educación "social", muchísimo más que Word, Excel y Power Point.


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*Si los trinos nunca desaparecen, el trino referido estará siempre en este --> enlace <--, en caso contrario, tengan fe y créanme que ese señor sí trinó el trino (y no me perdonen la redundancia).
*Gracias don Álvaro por la vigilancia a la obra! :)
***El enlace de ese trino está aquí

viernes, 17 de agosto de 2012

¡Grandes corridas!

... una gran corrida, esta vez multitudinaria...

He sido testigo de nuevo de una gran corrida, esta vez multitudinaria, bueno, como siempre, es una orgía de gente actuando por conseguir un objetivo común, iniciar y terminar.

¡Sí que si!, una vez más he tenido la fortuna de participar, como aficionado, en una carrera que reúne a un montón de gente en un punto A, para llegar a un punto B (no hablo de cifras, porque me quedan grandes, pero si les hago caso a los numeritos que se pegan con ganchos en la camiseta, serían más de cuarenta mil).

"Un mar de gente", diría el animador en tarima, se dirigía al punto de encuentro, un parque ubicado en algún punto de la ciudad, arriban en taxis, caminando, en buseta, en carros privados, en transmilenio, todos anhelan su llegada puntual (soy de los que llega en buseta y me bajo en donde no es, no por placer ni estrategia, simple, y llanamente, por perdido).

... pininos, ejercicio con elíptica o una correría de Semana Santa...

Tras un calentamiento, al que le pongo la mejor de las fes (fe, en plural), para conseguir estar aclimatado, al ritmo de la competencia y con el impulso necesario para iniciar a correr y llegar corriendo, la carrera arranca y es anunciada por el susodicho animador, el grito de la gente y otro animador, dueño de un sonido estremecedor que se ubica en el primer tramo del recorrido. El primer pique se confunde entre pininos (así le llamamos en mi tierra a los primeros pasos que dan los guagüitas (los guagüitas son los niños chiquitos, también se les dice así en mi tierra) aprendiendo a caminar), ejercicio con elíptica (por más que se quiera avanzar el trote es en un solo puesto) o una correría de Semana Santa hacia la iglesia de Las Lajas (o hacia el cerro de Monserrate en la misma época). En fin, arrancar trotando, es imposible y sólo se puede empezar a correr a los 5 o 10 minutos después de haber pasado la pancarta que anuncia la [S A L I D A].

Una vez tomo el ritmo del "trote", mi felicidad es adelantar a cuanta gente se pueda (y fingir que, a mi, nadie me adelanta), esquivar personas que frenan en seco porque se les perdió su compañero de competencia, saltar al perrito vestido con la camiseta de Colombia, correr hacia uno de los extremos de la calle porque una familia o grupo de amigos va de lado a lado caminando, practicar la flexibilidad, estilo Matrix, para no chocar con quienes se atraviesan buscando la bebida que regalan, en fin, todo es un divertido reto.

(patentaré esta palabra "trotón")

Niños, abuelos, esposos, esposas, esposo y esposa, compañeros de trabajo, solos, acompañados, gente con el cuerpo completo, gente que no (los admiro), clubes, marcas, deportistas, los del gym, artistas, políticos, bonitos, feos, altos, bajitos, negros, blancos, amarillos (colorados y pálidos), conocidos, desconocidos y los del montón (yo, por ejemplo) hacen parte del recorrido, aunque se alcanzan a identificar roles sociales, en esta carrera, nada de eso importa, lo que importa está adelante y todos van, vamos, hacia allá. La gente que acompaña la carrera desde las orillas lo sabe, desde los aplausos del ser más humilde, hasta la campanita, que a mi se me asemeja a aquellas que usa la gente rica para llamar a sus empleados, se confunden con los gritos de ánimo dirigidos a todos los trotones (patentaré esta palabra "trotón").

No quisiera hablar de detalles feos, de hecho no hay muchos, pero sí uno que me pareció insólito, entre lo desapercibido que se puede pasar durante la carrera, un grupo de gente pareciera hacerse notar, y son los miembros de las fuerzas armadas que, además que ocupan casi todo el ancho de la calle por donde se trota, canta todas sus "arengas" para dejar claro que ahí va el poder, ahí van los fuertes, esa es mi percepción, percepción que cambió (aún más para mal) cuando escuché de sus voces un canto en especial en que mencionaban que su fin era "darle un tiro en la frente al enemigo" ¡esto es una porquería señores soldados! no es un escenario en donde tengan si quiera derecho a decirlo (En su momento envié mi mensaje de crítica al respecto a la cuenta de Twitter del ejército nacional, a don Petro y hasta a don Santos. Un poco iluso yo al pensar que me pararían bolas).

corrida y trotón

Ya para finalizar y un tanto desahogado de mi experiencia como trotón :) (me gustó la palabreja), debo decir que "las corridas" se están convirtiendo, para mi, en una adicción, cuanta carrera existe es una invitación directa para participar y procuro siempre estar. ¡Ah! y perdón por la mala utilización de las palabras: corrida y trotón (que de hecho no existe).

Esta entrada empezó a escribirse hace varios meses y el impulso para retomarla, continuarla y terminarla estuvo relacionada con este video dedicado por una parcerita amiga de corridas, se los comparto, ¡es genial! 


miércoles, 18 de abril de 2012

¡Peligro, hay hinchas!

Se jugaba la final de la Copa Colombia en el 2009, y por esos impulsos que son causados por el amor o aprecio que se le tiene a ciertas cosas, fui al estadio El Campín a ver jugar a mi "Superdepor", como conocemos al equipo que representa a todo mi departamento; "al Pasto", como es conocido en el país o "al equipo pastense", como "erróneamente" lo llama uno que otro periodista.

Fui con mi gran amigo Chepe, quien me invitó a ver dicha final, él también fue motivado por quien es su equipo preferido, el Santafé, creo que ese día estaba estrenando la chaqueta oficial. En fin, el estadio nos esperaba, un clima adecuado sobre la ciudad, la emoción al acecho y un partido emotivo para disfrutar entre amigos, sí señores, era la final entre Santafé versus Pasto.
Yo iba preparado para estar con mucha gente amante del fútbol, a escuchar risas, a sentir emociones a integrarme a un grupo de personas que disfrutan del "juego". 
Arribando al Estadio El Campín, mi primera sorpresa fue toparme con unos enormes caballos, "maniobrados" por unos amenazantes policías, sólo supuse que organizar a mucha gente requeriría un dueto que sobresaliera entre todos, así que simplemente pasé, esquivando a estos caballos (es decir, a los animalitos). Continuando con el ingreso, un auxiliar bachiller, del combo de los policías también, hizo que me quitara mi correa, cuya hebilla plástica pensé que no tendría problema, pero no fue así, tuve que retirarla para poder entrar, al fin y al cabo, a la salida podría recuperarla (¡ja! si, como no).

Ya al interior de "El Campín", lleno total, mi amigo me guió hacia un sitio en el que podríamos ubicarnos, pues había puesto para los dos, así que nos dispusimos a esperar la salida de los equipos, aclaro que yo estaba al lado de los hinchas del equipo rojo, y desde ahí miraba a mis paisanos en la gradería que habían asignado sólo para ellos, fue emotivo, mi combo pastuso, estaba presente y yo estaba con ellos de corazón.
El partido inició y, consigo, la emoción creció.
Instantáneamente celebraba una llegada de mi Pasto al arco del Santafé, sentí muchas miradas, literalmente, cargadas de ira, ni siquiera de inquietud, sólo rabia, malestar, en fin, miradas con señalamientos que me llevaron simplemente a cohibir cualquier tipo de expresión de emoción. Esto que relato, fueron por mucho un par de segundos, suficientes para cuestionar que aquello de "la pasión del fútbol" está demasiado arraigada a los hinchas, el fútbol dejó de ser un juego para pasar a ser un campo de batalla, un escenario en donde no eres bienvenido si tu camisa no es la misma que yo llevo (cabe destacar que yo fui sin ningún tipo de uniforme). La tiranía de los hinchas, aunque entre risas y aparentes cantos, es lanzada con pleno ambiente de odio, se percibe, se percibe muy claramente.

El partido se decidió por penales, la emoción aún más grande que durante todo el partido, aún así, continuaba cohibida. Para ese entonces mi amigo había asimilado la situación, un momento de emoción, podía ser un momento de peligro. Culminó el partido, mi SuperDepor perdió, la emoción santafereña en pleno y compartí parte de la emoción, felicitando con un abrazo a mi amigo por el resultado de su equipo, observando simultáneamente cómo mi gente del Pasto, calmados, con una barra sana (quizás por lo nueva en el ambiente profesional del deporte) y llena de apoyo sólo para su equipo, sin odios encontrados, era retirada por otro combo de policías.

La sensación final, a parte de la tristeza porque mi SuperDepor no fue campeón, era desconcertante, sentía como si hubiese estado en un atentado (que lo he vivido de cerca) y tratara de ubicar la salida, buscando ser el ser más invisible del mundo, el más desconocido, el más extraño, buscando un lugar seguro, para tomar aire y recuperarme, de ese "algo" que me dejó agotado.


sábado, 10 de marzo de 2012

Angelitos, jugando por ahí...

Empiezo siendo desagradecido con las palabras, esas que me sobran cuando escribo, pero que se dispersan cuando entran en shock al encontrarse con situaciones que son espejos, 'de aumento', del dolor, de la desilusión, de la tristeza, de la melancolía. La última de las situaciones, no es la primera que he presenciado y merece una condecoración de vida, literalmente de vida. Ver a un retoño crecer en las entrañas, amarlo y sentirlo solamente a dos manos, con caricias, pero estremecer hasta el último poro que habita en un cuerpo es muestra de ello, y lo es más aún, ver a ese retoño despedirse tras su corto paso frente el viento, frente al sol, bajo las nubes, tras las sonrisas, tras las miradas.
Muestras de alegría que se transportan en el tiempo, quizás muy poco tiempo aveces, pero que sin duda son eso, alegría.
Retoños, hermanitos, amiguitos, angelitos todos, decidieron pasar fugazmente por este mundo, caótico, pero buen vividero, e irse a un punto desde el cual siempre nos acompañan con sus sonrisas, con sus miradas dispersas pero cristalinas, con sus movimientos lentos pero delicados, con sus sonidos inconfundibles y que son seña de existencia. Deben estar allá, entre nubes de colores, entre estrellas intermitentes, entre soles y lunas, pateando globos, escondiéndose tras el más grande lucero, buscando tesoros al pie del arcoiris, corriendo a lo largo del horizonte, saltando a la cuerda en aquella nube con forma de árbol o durmiendo abrazados de la montaña más verde y alta.


Están allí, esperando que miremos hacia ninguna parte, recordemos, suspiremos y finalmente sonriamos, porque por aquí pasaron, y por siempre estarán presentes.


(Inspirado en mi hermanita, Santiaguito, Kittita y todos los angelitos que nos han visitado)

martes, 28 de febrero de 2012

Para"frase"ando el trabajo

Cuatro caras conocidas y a la vista,
una más oculta frente a la fría pared
sorpresa, decepción e inquietud parecen mostrar sus ojos,
y es que un par de ideas generan conmoción
sobre todo cuando se encuentran ante la razón;
ideas de forma, fondo y contenido
que se acuerdan o distorsionan,
pero que al final evocan una mirada al cielo
como pidiéndole ayuda, claridad y aprobación
a ese ser que está en todas partes
y sabe volar...

¡No! no es el superman a quien invocó Homero Simpson (¿Vemos el video?) en aquel río, es otro más (¿o menos?) conocido, el Espíritu Santo, ese pájaro que cag... digo, ese plumífero que derramó en forma de llama, la inteligencia sobre un parche de seguidores de don Jesús. En fin, volvamos al tema que nos convoca, el que estaba escribiendo en frases.

y sabe volar, el ave de la inteligencia.

Aunque la inteligencia no llega,
las miradas aterrizan de nuevo,
y parece que algún choque de luz al menos, hubo,
no se sabe si se entendió,
no se sabe si se acordó,
no se supo si así fue,
sólo se es consciente de que algo sucedió,
y el cúmulo de ideas continúa a flote,
las mismas miradas se chocan entre sí,
a veces con las paredes
a veces buscando otra mirada,
al menos, una no tan perdida como la propia

Entre discusión, acuerdo, locura
expresión, sabotaje o silencio,
de fondo queda siempre el sonoro teclado
bueno, los sonoros teclados, porque son varios (el número de ojos, de aquellas miradas, dividido por 2),
a ritmo de este equipo de humanos "en directa" con las ideas,
convive, literalmente otro equipo, el de computadores,
son los amantes en pasta y silicio de cada uno,
amantes testigos de cada hecho, cada día, cada sueño,
y es que esto de parir ideas es todo un reto
causan risas, tristezas, ira, ternura y lamentos,
causan estupor, desilusión, taquicardia y dudas,
las ideas "causan" y eso es lo importante.

Del trabajo en equipo sólo queda,
aguantarnos, soportarnos, tolerarnos y apoyarnos,
en cuanto a las ideas, todas bienvenidas y discutidas,
lo que importa, reitero, es que surjan "a tiempo" y "durante",
no después, no antes, no al momento del tinto.
no se sabe si sucederá ya,
ni tampoco en el tiempo que falta,
lo que si debería quedar fundamentado
es que como humanos es posible la convivencia
si estando sentados a menos de un metro de distancia
no nos matamos, no nos devoramos,
no nos depredamos, ni tampoco nos comemos (No que yo sepa),
¿por qué no darnos la oportunidad de entendernos?.

Las relaciones humanas pueden ser difíciles
pero ahí está el sabor de la vida, sí, ahí.
Una vez más estas letras se desordenan,
esta vez originadas desde un papel (sí, ésta ya es la transcripción, pero fue primero el papel, es en serio), transmitidas desde una oficina,
aún con las miradas perdidas,
aún en este espacio de reunión.

No es un conjunto de regaños,
no es un conjunto de quejas,
no es un conjunto de lamentos,
es una experiencia,
una experiencia de vida
una experiencia laboral (de esas que suman tiempo a las hojas de vida),
una experiencia de aprendizaje,
una experiencia, al fin y al cabo, una experiencia.

Esta reunión terminó y este escrito también.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Aquella primera vez...

Es una situación i/rrepetible, o quizás no lo sea (del mismo modo y en sentido contrario), sin embargo espero que no vuelva a suceder. Eso sí, debo admitir que, aunque me gustó y lo disfruté, definitivamente prefiero no volverlo a hacer. Si, redundante, pero, no volverá a suceder. NO. (¿o sí? bueno, les contaré si sucede, por ahora continuemos...)

Todo sucedió durante un fin de año, esa época mágica en que se nos cose una sonrisa permanente, desde finales de noviembre y que termina a mediados de enero, pero que a uno, como contratista y "entregador" de informes, como evidencias para que le crean que sí se trabaja, se le reduce a una semana; semana en la que se intenta acaparar el 24 y el 31 de diciembre.

Pues bien, hace años (más de 10, tal vez) me detenía a pensar durante las fiestas de familiares y amigos, entre esos sentimientos de los "grandes" que se debatían entre el dolor, la emoción, la alegría, el desconcierto y besos mojados y salados (por aquello de las lágrimas a la hora de los abrazos), en que quisiera que llegara por fin mi primera vez; sí señores, mi primera vez en pasar estas festividades, en las que nunca me despegaba de mi familia, amigos y vecinos, en un plan completamente solitario.

Mi primera vez llegó, pero hubo varios patrocinadores que confabularon para que esto se diera. (1) Los mencionados eternos informes. (2) Las aerolineas que viajan para mi tierra, Pasto, que por un solo trayecto esperaban que pague $800.000, léase bien, "un solo trayecto". Era más barato un viajecito a Buenos Aires. Supongo que eso hace parte del monopolio que Avianca tiene en mi tierrita, y Satena, la "competencia" acolita esos precios (¡abusivos!). (3) Disponía de sólo 6 días de relativa calma laboral. (4) Mis intenciones, desde hace una década para estar solo en estas navidades y año nuevo.

¿Ven? son cosas del destino, ¡cuál destino!, fue una situación de: problema de vagancia, plata, tiempo y decisión, ¡punto!.

La temporada finalmente transcurrió, pasaron los días en completa calma, ¡ah! pero fue necesario, una vez sabía que no estaría con mi familia, recurrir a llamadas, tipo terapias con "tacto", para que se entendiera que yo iba a estar bien durante ese tiempo, que se despreocupen, que gocen, que por acá, ¡todo bien!

Lo que me gustó: Caminar las dos horas previas a la despedida de año nuevo en esta ciudad, Bogotá, con tal calma que los movimientos de quienes también andaban en la calle en busca de llegar a su destino podrían ser envidiados por el mismo Speedy González. Me gustó también el hecho, no planeado, de llegar a casa justo 5 minutos antes de las 12 (admito que llegué a escuchar la canción respectiva), sin la botella de vino que quise comprar a última hora, aquella que no conseguí, porque en Carulla sólo venden licor hasta las 11. Y me gustó cenar el mejor arroz con pollo que he hecho en mi vida, aunque tenía carve en vez de pollo (en serio, era delicioso, lo juro).

Lo que se vino a mi mente: Dicha y decepción, pues, pudiendo escoger entre estar rodeado de mi familia, amigos, compañeros y gente a quien aprecio, o estar solo, escogí lo último. ¿Por qué dichoso? porque pude decidirlo, y ¿por qué decepcionado?, porque me resultó injusto, al hacer remembranza, saber que hay personas que no decidieron estar solas ni en esta época ni en ninguna y mucho menos aisladas de su familia. Fueron otros quienes lo decidieron, gente que quizás no son gente, decidieron "jugar" a eso que llaman secuestro y lograron que la soledad no fuera un momento de retiro, de placer, de satisfacción, sino un flagelo que borra sonrisas, miradas, abrazos, besos mojados y salados.

El cúmulo de sensaciones dispersas en esta experiencia del "yo con yo" mental, es el mismo que seguramente se detalla al leer esto que está por finalizar. Son saltos emotivos, de lo placentero a lo desconocido, de los cambios a las monotonías, de todo a nada, saltos, saltos que no tienen relaciones específicas, pero que hacen parte de esta vida que transcurre y en la que, por voluntad divina, por evolución, por descarte, por "ovni"presencia deberíamos tener derecho a disfrutar a nuestro acomodo sin desacomodar a quien está al lado.

"Sobre la marcha, los ojos deben estar más abiertos que de costumbre, es cuando los hechos tratan de escabullirse bajo tus huellas"