domingo, 27 de septiembre de 2015

La tales TIC

Parece que ha pasado tiempo desde que en el año 2005 fuimos convocados un equipo de egresados de la Licenciatura en Informática para compartir con docentes de escuelas rurales del departamento de Nariño, estrategias en las cuales pudiera integrarse el computador para lograr otros procesos de aprendizaje en el aula. Empezó a pasar tiempo, por fortuna no mucho o quizás sí, cuando notamos que aquel liderazgo estaba haciendo, erróneamente, que la planeación de los procesos de aprendizaje tomaran como eje las TIC en vez del aprendizaje. Fue necesario un alto, un freno en seco, cachetear el proceso y ser consientes de que a ese error fatídico había que anularlo. Esa reflexión, en conjunto con los docentes con quienes interactuamos, fue bienvenida y el proceso volvió a encaminarse, esta vez con el pensamiento permanente de no caer en usar las TIC (aquellos software 'sorprendentes') como una obligación, sino usarlas porque dentro de la necesidad de planear, en ellas podría existir un recurso que antes no se tenía. Releo este párrafo y pareciera haber sido una tarea fácil, pero realmente no lo fue.

Año a año, este proceso de integración de tecnologías en el aula (re-conociendo zonas de Colombia), se conformó pensando en el respeto por la estrategia de los docentes y la inmersión, en ella, de las tecnologías ofrecidas, tecnologías estas que involucraban software gratuito, paquetes ofimáticos, editores básicos de recursos multimedia, chat, correo electrónico, redes sociales, e-learning, micromundos y quizás un largo, o no tan largo, etcétera. Existió la fortuna permanente de que todos estos 'recursos didácticos' de la formación se abordaran en el aprendizaje de su funcionalidad a partir del uso inherente a la actividad muy conocida de planear una clase e implementarla, un aprendizaje conjunto entre docentes, estudiantes y, desde luego, los formadores que acompañamos el proceso.

Desde planes de clases con los que se trabajan contenidos o conceptos breves, hasta proyectos de aula o institucionales en donde se integraron aquellas tecnologías fueron posibles, experiencias de nuevos procesos en el aula empezaban a dejarse ver y su socialización tenía espacio. Existieron entonces escenarios en los que estos logros fueron los protagonistas, con algunos desaciertos, debo decir, como cuando dicho protagonismo se lo llevaron los productos que, para opinión del público, no pasaban de ser "bonitos", "descrestantes". Qué bueno hubiese sido que lo bonito y descrestante se tratara del proceso recorrido para lograr ese producto, pues fue ahí donde el esfuerzo y el reto asumido por los docentes de integrar las TIC en un proceso de aprendizaje estaba generando impactos, modificaciones o "al menos", en mayor porcentaje, experiencias. Error aprendido, desde entonces, la integración de TIC, en procesos de aprendizaje planeados por los docentes, centrarían el análisis y la reflexión en los procesos y eso, para cuando hubiera lugar, se socializaría.

Como un gran punto a parte (con cara de punto seguido), me siento en la obligación de al menos relatar que, en este proceso de integración de TIC, a parte del reto de los docentes por integrarlas a sus estrategias en el aula, nos encontramos con inconvenientes técnicos (fallos en los computadores, fallos en los programas, "abundancia de escasez" de computadores para la realmente abundancia de estudiantes en un aula, y varios, esta vez sí, varios etcéteras) que entorpecían un poco, o mucho, el impulso de poner en marcha cualquier intento de estrategia que integre un computador. Disculpas a los docentes por ser tan insistente en integrar "cosas nuevas" en sus clases, pero valía la pena, vale la pena.

"Las tics", "los tics", las TIC. El término ha dado señas de estar integrado de manera arrasadora en el discurso del medio educativo, en las comunidades educativas, desde aquel 2005 y hasta el 2015, ¡2015! Parece que ha pasado solamente el tiempo, porque las muestras de aquellas experiencias significativas, siguen centrándose en la palabra TIC, tan rebuscada y forzada como al comienzo, solo que en aquel 2005 alcanzaba a sonar "innovador", ahora suena más bien sin eco, suena porque sí. TIC es una palabra vaga, sigue siendo, aunque la reflexión inicial sea "las TIC no son un fin sino un medio", veo en el aire letreros de cada experiencia que curioseé "hey, miren aquí hay TIC", "oigan, estos niños trabajan con TIC", "las TIC me permitieron estar aquí". Maravilloso, ¿y la reflexión? ¿El proceso? ¿El seguimiento? ¿La valoración? ¿La propuesta? ¿Lo fallido? ¿Lo logrado?

Estoy seguro que hay reflexiones de los procesos, hay seguimiento, valoración, propuestas sobre lo fallido y sobre lo logrado, y seguramente mucho más por compartir, sin embargo, noto que se continúa dando demasiada importancia a una TIC, a las TIC. Siento que estamos queriendo "quedar bien" con las TIC. Pero se nos está olvidando compartir la experiencia de escuela, de aprendizajes, la experiencia del docente. Innovar con TIC, en esta época, ya debería estar relacionado con hacer un uso invisible de las TIC y dar prioridad a los procesos de aprendizaje. Disculpas por la redundancia con la palabra TIC, no lo vuelvo a hacer.

No sé cómo concluir este intento de reflexión en medio de los aprendizajes que integran tecnologías, quizás es porque no lo quiero concluir, solo quiero insistir en que hay toda una apuesta tras el uso de cualquier herramienta, tecnológica o no y es esa apuesta a la que se debería prestarle atención para analizar para sí mismo y para compartir con los demás, colegas, estudiantes o padres de familia, y con muchos otros "demás". Basta de complicar el discurso y nuestra historia buscando integrar la palabra TIC a todas horas y pasemos a lo que ha sido siempre importante, al proceso, a los porqués, a los para qués, a lo que aprendí, a lo que de desaprendí.


¡Un gran abrazo para cada profesor que toma riesgos grandes, y otro igual de grande para quienes toman riesgos pequeños!