jueves, 28 de julio de 2016

Mi primera EPSperiencia

Es una larga, larga, larga historia que "resumí" en este largo, largolargo resumen. Y dice... 

Se me ocurrió enfermarme un jueves 2 de junio de 2016, atiné, en compañía de un buen amigo, Pipe (¡muchas gracias Pipe!), a dar con una buena atención de urgencias en la Clínica Marly, en mi estadía una abuelita que estaba en frente se despidió de este mundo.

La buena atención debió detenerse luego de un par de exámenes (nunca me aprendí los nombres), pues el siguiente paso que era una intervención quirúrgica, no podía llevarse a cabo ahí porque la clínica no tiene convenio con Cafesalud. El doctor me recomienda entonces solicitar una cita de urgencia para que me realicen la intervención, reitera "debe solicitarla de urgencia, por eso le doy 5 días de incapacidad para que en ese tiempo le hagan la cirugía y mínimo esté 4 días en reposo". Compro los medicamentos camino a casa, porque no hay una droguería cercana que conozca con "convenio" para que me los entreguen "gratis" o con la cuota moderadora, que llaman.

Al siguiente día, en la concurrida sala de urgencias de la EPS* en la 100 con autopista (donde al menos 5 de los pacientes discutían su situación: fueron a su cirugía a la Clínica Madre Laura [le hicieron rápido una clínica a la doña] y no los atendieron porque Cafesalud no ha pagado el contrato con dicha clínica, por lo cual regresan a ver qué sucederá con su tratamiento pendiente), cuando me corresponde el turno (una hora y media después de haber llegado), paso al consultorio (jejeje "consultorio"), repito la lección aprendida en la Clínica Marly "necesito una cirugía de urgencia, aquí está la remisión", el médico que me atiende es general, y recordé la otra parte de la lección "la intención es que no me remitan de nuevo a un especialista porque ya me atendió uno y me remitió a la cirugía", presento los exámenes, uno de ellos está grabado en un CD, lo inserta en el computador y... pasan unos minutos sin leerlo, el médico llama a una auxiliar para pedir ayuda y, de 'chiripazo' diría yo, pasa un doctor, ¡qué buena suerte!, el especialista a quien el medico que me atiende invita a pasar... pasan otros minutos y ¡saz! pueden ver el archivo que está en el CD. El médico especialista avala la cirugía de urgencia que habrían de hacerme de inmediato, pero también debo mencionar que en la otra mitad de estadía en el consultorio (jejeje "consultorio") se queja del sistema de salud, el cual exige atender a 5 pacientes por hora donde un computador intentando leer un CD se demora más de 10 minutos.

Ese mismo especialista me informa que la cirugía, por más urgente que sea, se hará cuando haya cupo y, mientras tanto, me dejarían en la clínica hospitalizado, pero sugiere "humanamente no le recomiendo que se quede hospitalizado, mejor esté en su casa tranquilo, si todo va bien, la siguiente semana le dan la cita para la cirugía, antes no se la dan (yo esperaba que por tarde, pudiera obtener una cita para el martes 7 de junio), si se queda aquí, por bien que le vaya y lo pongan cómodo, le darán una silla, quién sabe en dónde, mejor váyase y si vuelve a sentir dolor o fiebre véngase a que lo atiendan de nuevo. Mientras tanto autorice la intervención, hágase estos exámenes y reclame estos medicamentos".

Este -reclamar- de los medicamentos fue otra bonita experiencia, el principal llamado "Tramadol" está agotado y me advierten que está agotado en muchas partes porque llegan ahí a pedirlo, que es donde "siempre" suele haberlo. Esperar que el dolor no vuelva porque ese medicamento sería el que lo calma.

Siguiente parada, la sede de la 116 con carrera 21, la oficina donde se autorizan las órdenes, hacer fila y pedir un turno para ir a esperar a una sala frente al tablero que anuncia cada turno. Dado que había más de 50 turnos por esperar, atiné a ir a otro sitio cercano en donde podía reclamar medicamentos, ¡y estaba el que falta!, toque de suerte, creo yo, porque ahí sí había existencia. De regreso comprar una galleta y volver al turno, pues ya debieron pasar algunos. En seguida se escucha la voz (realmente el grito) "¡Usuarios con los turnos I350 a I400 entreguen sus papeles!, sorpresa, el tablero no servía, nadie lo advirtió, nadie avisó, personas perdieron su turno, no era justo, todos deberían saber previamente que ese aparato no está funcionando. Nota: a este lugar volvería por tres veces más.

Obtuve entonces la autorización de la intervención, más la de los exámenes de laboratorio. Mientras recibía mis papeles a una persona sentada en el cubículo cercano le negaban su autorización porque su empresa no estaba al día con los pagos (qué irresponsabilidad). Se me ocurrió preguntar (aprendí a preguntar porque no estaba al tanto de todas las vueltas que un enfermo debe hacer para buscar curarse) acerca de estos laboratorios, ¿dónde debo tomármelos?, y me dieron la instrucción: es en la sede de la calle 106 con autopista, simplemente llegue temprano sin ninguna preparación, pues no se requiere.


Salí luego de las dos de la tarde, por fin a almorzar donde los Fuentes (¡Gracias familia Fuentes!), un poco reposado y, por consejo de ellos, me dirigí a la 134 con 9, Urobosque, a pedir la cita con la autorización lograda. ¡Oh sorpresa!, había un error en la autorización, el convenio de Cafesalud es con "Urobosque S.A" y no con "UT Urobosque", como aparecía en mi autorización. Amablemente una señorita me reservó la cita con el compromiso de que yo cambie dicha autorización. Así que de vuelta a la sede de la 116 con 21. Repetí la vuelta, fila para pedir turno, y tandas de a 50 turnos para la autorización donde el dichoso "Urobosque S.A" no aparecía por ninguna parte, "el sistema" no permite elegirlo. Harán la solicitud al área encargada y ese cambio en la información se demoraría 10 días hábiles, ¡10!. Pero, también amablemente la señorita puso en la nueva autorización una observación, diciendo que en el sistema no aparecía "Urobosque S.A." pero es a ese al que se refieren cuando seleccionan "UT Urobosque", subrayado, resaltado y con la anotación de que se hará el cambio. Con eso ya le pueden dar la cita. Siendo las 5:00, no tuve de otra que creer.

En ese "corre corre" en Cafesalud, varias trabajadoras me miraban sorprendidas porque este caso se les estaba presentando de manera recurrente, antes Urobosque solo aceptaba solicitudes con UT y rechazaba las de SA, ahora era al contario. ¡Divertidísimo!


Retomemos, ¿recuerdan que pregunté por la preparación de los laboratorios? Bueno, ya que estaba cerca y las dudas empezaban a generarse con cualquier acción, pasé por la dirección a la que me dijeron debería ir por los laboratorios y pregunté si debía tener presente alguna condición. Otra vez, ¡oh sorpresa!, ahí me dieron un papel dándome la dirección del sitio al que debía ir en el barrio El Polo, lejos de ahí, en ayunas, de 6 a.m. a 10 a.m. y no debería llevar nada. ¡Menos mal pregunté!, pues habría perdido el viaje al siguiente día, mi clase del sábado y una cita odontológica (particular, porque la EPS no hace más que limpiezas por salir del paso).

El día sábado, ya en El Polo, efectivamente debía ir en ayunas, pero además sí debí llevar una muestra. Así las cosas, pagar $2.700 por un tarro que nunca usé, porque la señorita que me atendió en el laboratorio me dio otro gratis, todo muy raro. En fin una muestra más de sangre ahí, y una calcomanía en la que me indican que podría reclamar los resultados 8 días hábiles, ¡8! a partir del siguiente día. ¿Recuerdan que mi cirugía era de urgencia?, bueno de nada valió insistir que estaba tras una cirugía de urgencia y que necesitaría los resultados más rápido, al menos para el 7 de junio. "No podemos hacer nada, eso es lo que nos demoramos que le vaya bien".

Transcurrió el resto del sábado, el domingo, el lunes festivo. ¡Martes 7 de junio! Comencé el día convencido que con los exámenes de laboratorio que me hicieron en la clinica Marly, debería ser suficiente para programar la intervención, lo que tuve este día fue una cita de valoración, para definir si contaban con la información suficiente para proceder a la cirugía, fui de nuevo a Urobosque, lo primero que hice fue contarle a la señorita de la recepción que el dato de Urobosque es imposible obtenerlo en el sistema, pero que amablemente habían puesto la observación, y que el arreglo definitivo desde sistema estaría para 10 días, pero como mi cirugía era una urgencia, no podría esperar dos semanas más con los dolores que eso significaba. Respuesta rotunda: ¡no!, no le puedo asignar ninguna cita. Por lo pronto vaya a su cita de valoración, pero de una vez le advierto que no puedo darle cita con esta autorización errada.

Entré a la cita, el médico urólogo, amable él, me atendió, vio que todo lo que tenía era suficiente (ganancia para mí, pues los laboratorios aquellos del sábado, quién sabe cuándo los iba a tener) y dijo, podemos programarle la cirugía, vaya con la señorita de la recepción y ella le explica qué debe hacer. Le conté al médico la situación y la respuesta que en recepción me dieron: con ese UT no le podemos asignar cita, ¿usted cree que pueda solucionarse? Él respondió sin dudarlo y hasta sonriente: no, eso no es ningún problema, vaya que le van a dar la cita. ¡Una luz de esperanza...!, que se apagó al final del recorrido por ese pasillo cuando fui a sacar mi cita con la señorita de recepción. El rollo, el mismo, UT ¡NO!, ¡S.A.! sí. No hay absolutamente nada qué hacer, yo no le puedo dar una cita con esa autorización así, y la observación no vale nada. Le programo la del anestesiólogo, pero para la cita debe decir "Urobosque S.A., ya lo sabe". Creo que mi cara de ¿enfermo?, ¿desilusionado?, ¿de todo, de nada?, hizo que la señorita transcribiera prácticamente una carta los datos de una de las autorizaciones que ese día le habían llegado y que estaba bien.

De vuelta a la 116 con 21, fila para el turno, llamada por tandas, ¡mi turno! "Señorita, por tercera vez vengo y bla bla bla bla..." "El sistema no permite, no puedo hacer nada más..." "Señorita, mi cita es una cirugía de urgencia que busco desde el jueves, la lograría conseguir para el próximo viernes pero necesito solucionar este error..." "No puedo hacer nada, lo que hago es enviar un correo para que ingresen a sistema este convenio y eso se le demora 15 días hábiles..." ¿Se dieron cuenta? Ya no eran 10, ahora eran 15 días.

"¡QUIEN TRABAJA AQUÍ, LLEVO SEIS MESES ESPERANDO POR UNA CIRUGÍA Y AHORA ME DICE QUE VAYA A OTRA PARTE A HACER AUTORIZAR! ¡NO JUEGUE CON MI VIDA, YO ESTOY PAGANDO MES A MES PARA INTENTAR CURAR ESTE MAL QUE TENGO Y AQUÍ ME TIENEN DE UN LADO PARA OTRO! ¡POR QUÉ! ¡YO MEREZCO RESPETO!" Gritaba en el pasillo una docente universitaria. Yo solo agachaba la cabeza para evitar romper en llanto ante el escenario indigno.

Mientras el sitio empezaba a vaciarse, hablé con una de las tantas niñas que me había atendido días atrás y me dijo exactamente lo mismo, que no podía y, al querer insistir me respondió que ella no era ingeniera de sistemas y no podía cambiar la información. Entonces pensé: todos aquí estamos estresados, sabemos que es injusto y que nada se puede hacer. Le pregunté si podría hablar con alguien para expresarle el caso y me remitió a la coordinadora, la busqué, no la encontré, luego supe que trabajaba solo hasta las 4:00 p.m., eran las 6:10. Intenté con un par de personas más y la respuesta, siempre la misma, miserablemente rotunda. Nada se podía hacer más que esperar.

Vaya trágica sensación de desolación y tragedia, vacío, mirar al rededor tanto desconsuelo, ese sitio iba quedando vacío y entendí que nadie, nadie ahí es responsable de nadie, o nadie puede ser responsable, no sé. Justo llegaba una nueva tanda de dolor y el sinsabor se agigantaba. Gracias Aníbal por tu hombro, tu paciencia y tu apoyo. Esa noche sí que lo necesité.

Un nuevo día, miércoles, me dirigí a otra sede de la EPS donde, según me comentó la amable niña de Urobosque, un paciente en la misma situación que la mía logró cambiar la autorización sin problema. Esperanzado (otra vez), muy temprano me dirigí a dicha sede de la 95, mucha (muchísima) más gente esperando, filas más largas, hice la respectiva fila para pedir el turno, esperé mi turno, me acerqué al cubículo y ¡tarán!, de nuevo, el cambio no se puede hacer, y la carga en el sistema se demora 10 días (sí, otra vez 10). La misma razón que en toda parte. Añadí en mi "plegaria" que alguien en la misma condición logró hacer el cambio y no, no hubo poder humano que la convenciera de ello, en esta sede logré hablar con el coordinador, mucha gente acudía a él (qué cargo más complicado), como yo, con la esperanza de que él fuera el salvador. Lo único extra que pude obtener fue una impresión de 8 hojas del correo junto a una relación de códigos que, según me dijeron, era la muestra de que la solicitud estaba hecha.

Con esas copias en mano, llamé a Urobosque para contar lo único nuevo que tenía y preguntarle si eso servía de algo para pedir la cita. La respuesta: no. Me sugirió que vaya a la sede de la 116, de donde recién había llegado un paciente con el cambio hecho sin problemas y, cual ángel de la guarda me dijo que de llegarse a repetir el episodio del "no poder", le llamara a un número de contacto personal que me compartió para ella buscar resolver el problema con la trabajadora de Cafesalud. De nuevo a la sede, la niña que da el turno en la fila, me mira con sorpresa, ya nos reconocimos y me dijo "voy a enviarlo a otra sala a ver si allá sí le solucionan". Me fui a otra sala, me atendió otra señora, le conté el caso, y la primera respuesta fue, no, no se puede, "el sistema no deja". Inmediatamente intenté llamar al número móvil de la amable señorita de Urobosque y mencioné a quien me atendía en ese momento que le iba a comunicar con alguien de dicha clínica para que me colaborara para aclarar el asunto, la sorpresa: "yo no puedo atender llamadas en este momento".

Tomé aire, profundo, como nunca. Le expliqué con detalle todo lo que sucedía, incluyendo los casos "exitosos" de otros pacientes que sí habían logrado la autorización, le mostré una foto que tomé para demostrarle que sí existía una autorización del día, la vio, pero como no se veía la fecha, no le dio credibilidad. Finalmente, de nuevo con los papeles que no servían, en mis manos, se los devolví y le dije: este papel escrito por la señorita de Urobosque, ¿no le dice nada?, ¿este código, este nombre, esta información no es útil para solucionar algo?

La señora revisó de nuevo, con calma (quiero creer que le interesaba colaborarme, ¡¿colaborarme?! ¡Jajajaja! Bueno sí, supongo que sí) dijo algo como "ah, con esta sí le puedo hacer la orden", pero estas otras están mal hechas. Yo solo dije: es lo que he venido diciendo en las 4 oportunidades que los he visitado, que las autorizaciones que me han dado están mal hechas (acabo de admirar la calma con que le dije lo que le dije). Finalmente, ¡finalmente!, ¡FINALMENTE!, tuve la autorización corregida. Como si fuera un sí que se recibe de una propuesta para ser novios, fui a agradecerle a la señora que da los turnos de los turnos por enviarme a la otra sala (la gente miraba con sorpresa mi cara de felicidad, supongo), llamé a la señorita de Urobosque a contarle la buena nueva mientras salía corriendo (bueno, corriendo no, caminando despacio porque el dolor no me dejaba correr) a tomar un transporte para ir a sacar, ¡POR FIN!, mi cita. Llegué a Urobosque esperé con mucho gusto que la señorita volviera del almuerzo y logré tener ¡mi cita!, ¡de "urgencia"!, ¡para el viernes 10 de julio!

Llegó el jueves 9 y... con una llamada telefónica que me hicieron, la cita "de urgencia" fue aplazada hasta el martes 13, porque sí. Esta vez no chisté, debí, pero ya estaba muy agotado para seguirle poniendo frente a esto. El dolor y yo nos abrazamos y esperamos hasta el martes.

El martes 13 de junio, otra vez ¡por fin!, tuve la intervención en la Clínica Los Nogales, es un buen servicio el que presta estas clínica, lo reciben a uno como en un hotel de unas tantas estrellas. Eso sí, luego de la intervención, una hora de recuperación exacta y para afuera, estimado paciente (literal). Una hoja con medicamentos, otra con una orden de RX y otra con la orden para la revisión de esos RX. Por fortuna tenía la solvencia para comprar los medicamentos por mi cuenta sin tener que ir a la vuelta de autorización y, luego, reclamarlos.

Omitiré el detalle, para no alargar más esto, con el cual ya en casa, terminé con los documentos de otro paciente, sí no eran míos. Esto se solucionó el mismo día.

5 días más de incapacidad luego de esta intervención y, al tercer día (no, no resucité, esa es otra historia diferente, no se confunda), decidí ir a la sede para hacer autorizar las órdenes de RX, optimista yo que lo lograría hacer en los días restantes de incapacidad, la autorización me la dieron el mismo día, pero la cita me la dieron para 20 días después. El 5 de julio me tomaron la radiografía, el 21 de julio la revisó el urólogo y no hay más piedritas dentro de mí.

Me enteré en esos días de recuperación que por una incapacidad que dure más de 3 días la EPS está en la obligación de reembolsar un valor, así que hice la diligencia para radicarla, esperar 5 días para aprobación y un mes para radicar y... palabras más, palabras menos, cuando fui a descargar la "aprobación" de las dos incapacidades, de 5 días cada uno, aparece un bonito mensaje que dice "rechazada". Por curiosidad llamé a preguntar la razón del rechazo y la información solo la puedo obtener yendo allá al sitio de la fila del turno, para el turno por tandas de a 50, pero eso ya será otra historia.

Si usted leyó toda esta ODA a la EPS hasta esta línea, gracias por leer mi desahogo y disculpas por la extensión. Un abrazo, ¡jamás se enferme, jamás!

PD. ¡Gracias familia por mandar bonita energía para que las preocupaciones y bonitos deseos para que las cosas de este guagua tuvieran un final feliz! ¡Gracias familia por hacerme caso y no venir a penar en estas vueltas insufribles! ¡Gracias por las bendiciones estoy lo más de bien ahora, los quiero! Y agradezco al libro "Por eso estamos como estamos" por servirme de compañía en aquellas jornadas de espera, me acompañó de principio a fin. Gracias vida.

*Entidades "prestadoras" (¡jajajajaja!) de salud.