viernes, 3 de mayo de 2019

A mil por ola (Cartagena)

Se desprende de la marea
un suspiro que no ha dado en el blanco luna,
se desprende cansado de buscar su destino
en cada vaivén que el amor depara,
en cada ola que se tiende como sábana,
como sábana tras una noche clandestina.

Se despide del agua y de la arena,
dice adios al infinito mar,
viene caminando desde donde decidió tocarse con el cielo,
ha caminado, a ritmo de brisa, a favor o en contra,
ha resplandecido con amaneceres
y se ha tornado rojo, naranja, ocaso.

No es su intención buscar otra noche estrellada
ni una soleada manifestación de sudor,
tampoco huye del horizonte eterno,
solo ha cesado de transmitir su mensaje,
¿de amor?, ¿de deseo?, ¿de olvido?, ¿de recuerdo?
Ha cesado y se ha decidido por una pausa eterna.

Y se vislumbran siluetas, no dos, ni cinco, ni mil,
son hileras infinitas de suspiros provocados
que deambulan y a su fin llegan
de la mano del antes, del después y del ahora,
del hasta pronto, del adiós y del que nunca fue,
se va, se aleja, deja su lugar y otra llega.